Detrás de cada perro hay una historia y detrás de cada profesional, también.
Hoy quiero contarte la mía. Por que antes de ofrecerte mis servicios, quiero que sepas quién está al otro lado.
Mi camino comenzó con una necesidad... y se convirtió en vocación.
Como muchas personas, llegue a la educación canina y la nutrición natural por amor. Por querer entender y cuidar mejor a los perros que me acompañaban.
Ray: el perro que me abrió los ojos
Ray llegó hace 14 años y fue mi primer gran maestro.
Con él descubrí el lenguaje canino, la importancia de la comunicación y cómo acompañar a un perro en sus momentos de estrés o inseguridad. Ray tenía algunas dificultades con la socialización, pero era un perro noble, sensible y con muchas ganas de aprender. A su lado, aprendí a observar, a interpretar sus señales, a respetar sus tiempos y a estar presente de verdad.
Gracias a él, me acerqué al mundo de la educación canina amable, comencé a formarme y, poco a poco, a acompañar también a otras familias que, como yo, querían entender y cuidar mejor a sus compañeros peludos. Durante años creí que con ese conocimiento bastaba. Pero la vida —y los perros— siempre encuentran la forma de seguir enseñándonos.
Nigan: el perro que me retó a ir más allá
Años después llegó Nigan, y con él, un nuevo nivel de aprendizaje.
Desde pequeño mostró muchos miedos, reactividad, hipervigilancia, problemas de gestión emocional y una enorme dificultad para adaptarse al entorno. Nada de lo que yo sabía hasta entonces parecía funcionar con él.
Nigan me confrontó con mis límites, con mis creencias, con mis herramientas. Me obligó a cuestionarme, a volver a estudiar, a formarme de nuevo. Gracias a él, descubrí que acompañar de verdad a un perro no consiste en aplicar técnicas, sino en comprender profundamente su mundo interno. Aprendí a respetar aún más, a observar sin juicio, a trabajar con la emoción antes que con la conducta.
Con Nigan entendí que no hay recetas mágicas, y que cada caso necesita un enfoque único, humano y consciente.
Ese fue el inicio de un cambio no solo para el, si no también para mi.
¿POR QUE ME DECIDÍ POR LA NUTRICIÓN?
De la experiencia personal al aprendizaje profesional
Pero más allá de la experiencia práctica, también me formé con profesionales que admiro profundamente. Personas que defienden un enfoque respetuoso, actualizado y sensible. Entre ellas, destacan Turid Rugaas, Eider de Zintzoa, Verónica Vicent y La Brújula Canina. De cada una tomé herramientas, inspiración y también la valentía de hacer las cosas de otra manera
A lo largo de este camino, he tenido la suerte de trabajar en entornos muy distintos que han aportado muchísimo a mi forma de acompañar: peluquerías caninas, donde aprendí a leer el lenguaje corporal; veterinarias, donde entendí la importancia del bienestar emocional en la salud; tiendas de mascotas, donde descubrí la necesidad de educar también a las personas; y residencias caninas, donde pude observar de cerca la convivencia entre perros, su comunicación grupal y sus ritmos reales. confianza.

Mi misión: ayudarte a construir una relación sana, equilibrada y feliz con tu perro.
No se trata solo de ``educar'' o ``alimentar bien´´.
Se trata de entender a tu perro, conectar con él y cuidarlos desde la raíz.
Y todo eso empieza con pequeños cambios que pueden transformar su vida... y también la tuya.
Por eso creó este espacio: para que tengas un lugar donde sentirte acompañado, escuchado y orientado sin ruido ni confusión.
Gracias por estar aquí
Si has llegado aquí, ya formas parte de esta historia.
Estoy aquí para ayudarte a recorrer ese camino con respeto, cariño y conocimiento.
Porque cuando cuidamos con conciencia, todo cambia.
(conoce mis servicios)